Pasé toda mi infancia en la avenida Bolívar de Catia y me vienen a la memoria muchos recuerdos de lo que me contaba mi padre sobre esa parroquia que quiero mucho aunque no vivo en ella. Hasta los 24 años viví en el Callejón Santa Cruz de la mencionada calle y son muchos los ratos agradables que me hacen sentirme de esa zona. Ya este lugar no existe porque fue demolido todo lo que se conocía como Ciudad Tablitas y ahora allí están algunos talleres del Metro de Caracas. Hace poco visité el Museo Jacobo Borges, ubicado en la Avenida Sucre de Catia donde editan una publicación denominada Páginas Abiertas y conseguí este material que ahora se lo transmito a mis lectores y que me traen tantos recuerdos que, aunque ya no existían en mi época, eran parte de un repertorio de historias que mi padre nos contaba a mis hermanos y a mi sobre lugares famosos de esta populosa parroquia del municipio Libertador. (Escrito por Judith Casanova)
La Laguna Inolvidable
A tres cuadras de la Plaza Sucre quedaba la famosa «Laguna de Catia», que hoy pocos recuerdan y muchos han sumergido en el vacío y la desmemoria. Aquel lago paradisíaco donde los caraqueños iban en tranvía a remar en pequeñas lanchas de alquiler o a tomarse un traguito en el bar «La Pulmonía», se transformó con el desarrollo de la megalópolis capitalina en un gran sumidero por donde perdimos el recuerdo de sucesos, personajes, nombres de ríos y recuerdos nocturnos de lejanas veladas, junto a un piano y una cuba libre animadas por la voz de cantantes como Bola de Nieve y Daniel Santos. Ambos cantaron en lugares nocturnos cercanos a la «Laguna de Catia». Tomado de Páginas Abiertas. Una publicación del Museo Jacobo Borges. Foto: Laguna de Catia
Cines de la parroquia Sucre
Hace aproximadamente medio siglo, la gran diversión al alcance de todos los bolsillos de grandes y chicos, era disfrutar una buena película en una de las tantas salas de cine que existían en todas las parroquias de aquella inolvidable Caracas. Nuestra parroquia Sucre -o coloquialmente Catia, como se le conoce en toda la ciudad- no podía ser una excepción. En este lado de Caracas estaban ubicados once inolvidables locales que hacían la delicia de los cinéfilos de la época. Sus nombres, por lo general, eran tomados de las zonas donde estaban situados; así tenemos los cines Propatria, Pérez Bonalde, Los Flores y Miraflores. Los cines España y Méjico se podía visitar en la que fue la principal arteria comercial de catia, la preciosa avenida España. Hoy conocida como el Bulevar de Catia. El Bolívar, Venezuela y Variedades eran tremendas localidades. Destacando el cine Bolívar al ser considerado como uno de los mejores cines de Caracas, Distinguiéndose por su suntuosidad y confort. Todos ellos se encontraban en la siempre transitada avenida Sucre. El Esmeralda se ubicaba en la entrada de la gloriosa barriada Los Magallanes de Catia, nombre tomado de la querida divisa beisbolística, ya que sus muchachos hacían las prácticas en sus antiguos terrenos. El cine Catia lucía su marquesina dándole el frente a la Plaza Catia, llevando con orgullo el sencillo pero sonoro nombre del cacique indígena, con el cual se distingue popularmente nuestra amada parroquia. Para finalizar este nostálgico recuerdo quiero decir algo sobre el cine Variedades, fue el último de este selecto grupo. Inaugurado pocos meses antes de finalizar el gobierno del General Pérez Jiménez, el día 23 de enero de 1958. Días después, fue totalmente destruido por un costoso error del operador. Se exhibieron al público unos cortos o noticieros donde aparecía el General poniendo en servicio obras de su gobierno, entonces, estalló la indignación popular y el nuevo cine desapareció.
Escrito por José Ramón Colmenares
La Laguna Inolvidable
A tres cuadras de la Plaza Sucre quedaba la famosa «Laguna de Catia», que hoy pocos recuerdan y muchos han sumergido en el vacío y la desmemoria. Aquel lago paradisíaco donde los caraqueños iban en tranvía a remar en pequeñas lanchas de alquiler o a tomarse un traguito en el bar «La Pulmonía», se transformó con el desarrollo de la megalópolis capitalina en un gran sumidero por donde perdimos el recuerdo de sucesos, personajes, nombres de ríos y recuerdos nocturnos de lejanas veladas, junto a un piano y una cuba libre animadas por la voz de cantantes como Bola de Nieve y Daniel Santos. Ambos cantaron en lugares nocturnos cercanos a la «Laguna de Catia». Tomado de Páginas Abiertas. Una publicación del Museo Jacobo Borges. Foto: Laguna de Catia
Cines de la parroquia Sucre
Hace aproximadamente medio siglo, la gran diversión al alcance de todos los bolsillos de grandes y chicos, era disfrutar una buena película en una de las tantas salas de cine que existían en todas las parroquias de aquella inolvidable Caracas. Nuestra parroquia Sucre -o coloquialmente Catia, como se le conoce en toda la ciudad- no podía ser una excepción. En este lado de Caracas estaban ubicados once inolvidables locales que hacían la delicia de los cinéfilos de la época. Sus nombres, por lo general, eran tomados de las zonas donde estaban situados; así tenemos los cines Propatria, Pérez Bonalde, Los Flores y Miraflores. Los cines España y Méjico se podía visitar en la que fue la principal arteria comercial de catia, la preciosa avenida España. Hoy conocida como el Bulevar de Catia. El Bolívar, Venezuela y Variedades eran tremendas localidades. Destacando el cine Bolívar al ser considerado como uno de los mejores cines de Caracas, Distinguiéndose por su suntuosidad y confort. Todos ellos se encontraban en la siempre transitada avenida Sucre. El Esmeralda se ubicaba en la entrada de la gloriosa barriada Los Magallanes de Catia, nombre tomado de la querida divisa beisbolística, ya que sus muchachos hacían las prácticas en sus antiguos terrenos. El cine Catia lucía su marquesina dándole el frente a la Plaza Catia, llevando con orgullo el sencillo pero sonoro nombre del cacique indígena, con el cual se distingue popularmente nuestra amada parroquia. Para finalizar este nostálgico recuerdo quiero decir algo sobre el cine Variedades, fue el último de este selecto grupo. Inaugurado pocos meses antes de finalizar el gobierno del General Pérez Jiménez, el día 23 de enero de 1958. Días después, fue totalmente destruido por un costoso error del operador. Se exhibieron al público unos cortos o noticieros donde aparecía el General poniendo en servicio obras de su gobierno, entonces, estalló la indignación popular y el nuevo cine desapareció.
Escrito por José Ramón Colmenares